El jueves acabé más pronto que de costumbre en el cole, porque recibieron la visita de la inspectora y organizaron un meeting para hablar sobre la inspección que llevará a cabo durante la semana de St. Patrick’s.
A las 12:30 quedé libre y Marta, la secretaria del colegio, se ofreció a llevarme a casa. Marta me propuso ir a tomar algo antes de llegar a casa y, como era muy pronto y realmente no tenía nada mejor que hacer, acepté sin dudarlo. Me llevó a un club de golf donde juega asiduamente su marido. Es un campo grande, tiene nada menos que 16 hoyos, y descansa en el más profundo silencio alejado de los coches y demás ruidos de la ciudad. Comimos un plato delicioso a la vez que disfrutamos de unas vistas preciosas y de lo más pacíficas.
Es curioso que hasta ese día no había cruzado más de una palabra con ella, y lo cierto es que es una mujer encantadora y durante dos horas no paramos de hablar de un montón de cosas. No sólo no me dejó pagar ni un euro de la comida, sino que además ha prometido invitarme un día a comer lasaña en su casa, una de sus especialidades según ella.
Por otra parte, Ger nos había avisado con una semana de antelación a Aine y a mí de que estábamos invitados a cenar el jueves en su casa. Ya me había contado Aine que Ger es muy buen cocinero, así que mi estómago estuvo dándole vueltas a la cena durante todos esos días. El día anterior a la cena, el miércoles, Ger paró a la vuelta del colegio en una macro tienda a comprar una bolsa enorme de comida de perro. Yo asustado le pregunté si eso era lo que nos pensaba servir al día siguiente, y entre carcajadas me prometió que sería algo mucho mejor.Así pues, el jueves acompañé a Aine a dar una vuelta caminando a lo largo del río con Bilbo y Frodo. Caminamos durante cerca de una hora. Los perros disfrutaron de lo lindo corriendo de un lado para otro, metiéndose en el agua en busca de piedras ficticias que les lanzábamos, orinando en las narices de unos perros que impotentes trataban de atacarles desde el otro lado de una verja… La caminata vino perfecta para ir abriendo apetito por lo que esperaba. Recibimos un mensaje de Ger que decía de forma muy formal que la cena era a las 7:15 y que estuviésemos puntuales.
El siguiente mensaje fue más gracioso. Cuando ya estábamos en casa, Aine le escribió a falta de 10 minutos para las 7:15 diciéndole ‘Cogeremos un taxi’, a lo que Ger respondió al instante con otro mensaje que decía ‘¿Os recojo con el coche?’. (Recuerdo que vivimos a sólo 20 metros uno de otro). A las 7:15 nos plantamos en su puerta, ni antes ni después.
Tanto los entrantes como la cena fueron exquisitos. Comimos ‘pork’ con diferentes guarniciones, acompañado de diferentes vinos, entre ellos un Rioja. En la cena por supuesto estuvo Gary también. Invitaron a una mujer que es profesora de español aquí y que había estado viviendo en Madrid durante algún tiempo. Fue una cena muy agradable y en muy buena compañía. Mi estómago también quedó más que satisfecho.
Después de la cena, Gary y yo sacamos las guitarras y arrancamos con un montón de canciones. Tiene una buena voz, al igual que Ger. Aine se unió a cantar en algunas de las canciones. Ger y Aine se conocieron a raíz de que ambos cantaban en el mismo coro. Ambos lo acabaron dejando, y ahora en vez de ahí siguen coincidiendo en la clase de español a la que asisten cada martes. Ambos están trastornados con el subjuntivo, pues su profe les mete mucha caña con él y están hartos de ver tanta gramática y no hacer absolutamente nada de conversación en español.
Después de unas cuantas canciones y algunos vinos más, fuimos hacia al ‘Teach Dolman’ para escuchar la ‘session’ de todos los jueves. Nada más llegar nos encontramos a Pat, para sorpresa mía en compañía otra vez de ‘Mari Carmen’, la chica de Cuenca, y otra chica española que se ha instalado en su casa también. Esta vez, ‘Hola’ y ‘Adios’ fue todo lo que hablé con ellas.
Estuvimos un rato en la primera planta, escuchando a un grupo de unos chicos jovencitos pero que hacían muy buena música. Al rato subimos escaleras arriba, donde Nadia y el resto de músicos se encontraban ya allí encadenando una canción con otra. Nadia me presentó a todos y cada uno de los músicos. Entre ellos a David, un violinista muy conocido aquí porque es un músico excepcional, se dice que el mejor de la ciudad. Casualmente, Ger compartió piso con él hace muchos años aquí en Carlow. Al parecer, por entonces no paraba de tocar el violín durante las 24 horas del día. El día que Conor me llevó a ver el Dolmen, me contó una anécdota muy graciosa de David que tenía que ver con el Dolmen:
Cierto día, después de beber y tocar durante horas en una ‘session’, que a veces son interminables, pues la duración depende sólo de las ganas que tengan los músicos de seguir tocando, decidió David terminar la noche continuando con la ‘session’ con varios amigos… ¡en el mismísimo Dolmen!
Allí se fueron a tocar y allí continuaban tocando cuando amaneció. Sin dormir y con tal percal, se dirigió David al colegio donde trabajaba, pues también es profesor de magisterio. Uno de los niños le dijo en clase: ‘¡Profe, profe! Esta mañana, cuando venía para el colegio en coche, ¡te vi tocando en el Dolmen!
David dijo: ‘¿Yo?, ¿Tocando en el Dolmen? ¡Imposible que fuera yo!
Cuando Nadia me presentó el jueves a David, no pude resistir preguntarle sobre su anécdota en el Dolmen, a lo que me respondió entre carcajadas: ‘Era joven, era joven…’
Allí estuvimos disfrutando de tan buena buena música hasta que nos dieron la 1:30 y Ger y yo optamos por la retirada a tiempo...
Consejo: no beber Guinness después de beber vino.
PD: Dejo un enlace con un tema llamado ‘From Galway to Graceland’ que volvió a cantar el guitarrista, pues lo había cantado en la otra ocasión que estuve allí y esta vez lo hizo escuchando mi petición. Es un tema precioso, y la interpretación es muy pero que muy buena.
PD2: Quiero pensar que la gente me invita a comer porque les caigo simpático, y no porque me ven delgado ¡y se piensan que paso hambre!
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